Espuela de caballero (Delphinium gracile)













 

¡Cuán en desuso han caído algunas palabras! A determinadas plantas es más fácil poner su nombre en latín, que nombrarla por el vulgar. Si lo hacemos con el vulgar, hay que realizar una breve explicación sobre el mismo, para que el lector pueda entender el término empleado. En esa tesitura se encuentra nuestra protagonista.

Si la gran mayoría hubiesen visto la ingente cantidad de películas de indios y vaqueros con las que nos blanquearon el genocidio de indígenas; todavía les resonarían en los oídos el sonido de las espuelas de los vaqueros al entrar en el “saloom”, o al caminar, dando la espalda al retado, en un duelo en el que siempre ganaba “el Bueno”. Todo sobre la espuela estaría aclarado, y por lo tanto, sería más fácil explicar el por qué a esta flor que sale cuando más aprieta el calor, se le llama “espuela de caballero”. Pero hacer una descripción de tan peculiar flor, intentando crear en la imaginación del que pueda leer esta entrada y que vea mentalmente un objeto que desconoce, es una tarea que me resulta bastante complicada.

Lo más rápido y eficaz, estimado lector, es que abras otra ventana del buscador y escribas la palabra “espuela”; abras las imágenes y alternes la ventana del blog con la de imágenes que has abierto, e intentes buscar un parecido entre ambas espuelas. Echa a volar la imaginación y me cuentas. ¡Yo no le he encontrado el parecido por muchas alternancias de una y otra ventana!

Para mí, después de muchos pasos dados, buscando “la espuela de caballero”; después de muchas horas expuesto al sol y de muchas imágenes captadas desde distinto ángulos, se me viene a la cabeza, cada vez que veo la flor, a ese duendecillo del bosque, juguetón, perspicaz y travieso de los cuentos. ¡ Qué bien pensado, también es imaginación! A pesar estimado lector, de que nunca he fumado nada, ni me he puesto nada.

Pero de lo que podemos estar seguro sobre esta flor, sea espuela, duende, penitente en cuaresma o espermatozoide alocado buscando óvulo disponible, es que nos deja embobados en su contemplación a pesar de ser tan diminuta. No es una flor que se deje de ver por su abundancia; pero podemos encontrarlas solitarias, esparcidas por algunos rincones de los Acantilados, o formando praderas junto a los márgenes de los carriles; pero de cualquier forma que nos la encontremos, hará que automáticamente saquemos la cámara e intentemos sacarla en toda su belleza y colorido.

Así que imaginativo caminante, si te encuentras con esta flor, que será de tarde en tarde, recuerda que se llama espuela, aunque tu mente ingeniosa vuele hacia mundos más creativos y te haga ver parecidos que nadie le encontró.


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