Ha sido la primera y única visión de este crustáceo terrestre durante mis andanzas por esos parajes. Sí, un crustáceo en los Acantilados, que debería ser su lugar habitual, pero fuera del mar, esto ya no tan habitual. Sus ancestros son grandes crustáceos marinos que colonizaron todos los continentes desde el período carbonífero, hace entre unos 360 y 300 millones de años. Podríamos decir que las cochinillas de la humedad están más emparentadas con las gambas que con los mosquitos. Ahora, que se está poniendo de moda el consumo de insectos, por su gran aporte de proteínas, qué bien vendría la cría de esta cochinilla, que además tendrá que tener un sabor a gambas, camarones o langosta. ¡Sería un lujo a bajo precio! ¡Cuántas mesas de Nochebuena no estarían surtidas con tan preciado manjar!
Quizás, haya sido el hallazgo más sorprendente, para mí, en estos Acantilados. Encontrar un animal típico de las humedades en unos Acantilados, que están más cerca de un desierto, que de un humedal. Ha sido un momento de júbilo, primero por la observación en sí; segundo, por que aún quedan algunas zonas no tan secas; y tercero, por que me han venido rápidamente las visiones de este pequeño animal, en mi niñez. Los veía en las juntas de las paredes exteriores de las casas. Eran muy abundantes, y a los niños nos gustaba tocarlos para verlos como se convertían en una bola. Les dábamos con los dedos, como a las chapas y salían rodando como si de canicas se trataran; ya alejados, y percatados de que no había ningún peligro, los veíamos como iban cogiendo su forma habitual y se iban tranquilos, buscando las zonas húmedas.
¡Ahí quedaba, toda nuestra fascinación y admiración por este singular bicho!
Las cochinillas de la humedad y los bichos bolita no son técnicamente insectos. En realidad, ambas especies son parte de la familia de los crustáceos, que incluye la langosta, el cangrejo de mar, el cangrejo de agua dulce y el langostino. Algunas especies incluso han evolucionado para ser capaces de canalizar el agua de las gotas del rocío hasta su organismo, mientras que otras se enrollan en forma de bola, no solo como medida de protección, sino también para conservar la humedad. Cuando se enrollan sobre sí mismas formando una bola no solo lo hacen para evitar peligros. También es una técnica para evitar la pérdida de agua y regular la temperatura.
Así que osado caminante, si alguna vez te desorientas por estos pequeños Acantilados, y la desorientación te lleva a recorrer las zonas de pinos más al norte; si en ese momento, los dioses te son propicios, puedes encontrarte con esta reliquia, y piensa que te hallas delante de un ser, emparentado con langostas y langostinos.
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