Matagallo-Jaguarzo (Cistus albidus)













Nos encontramos ante una planta típicamente mediterránea y por ende, representativa de nuestros Acantilados, el “jaguarzo” o “matagallo”. ¿Por qué es una planta típicamente mediterránea? Porque como dicen los expertos, es una planta que crece en terrenos calizos, de clima cálidos y secos; y, más calizos, más cálidos y más secos, pocos lugares podemos encontrar, que le hagan sombra a estos Acantilados.

Es una planta por lo tanto bastante corriente por estos lares, por lo que su extinción, hasta el momento, queda lejos; para ello, debería desaparecer el clima mediterráneo, que es el que favorece su presencia. Pero como dice el acervo popular: ¡Todo se andará! Pero quizás nosotros no lo veamos! ¡O, sí!

Como planta tan común, desde tiempo inmemoriales ha tenido un sinfín de usos. Quizás el producto más característico que se ha obtenido del “matagallo” haya sido el ládano, una especie de resina utilizada en herboristería y perfumería.
 
En mi casa teníamos el libro “Planta medicinales: Dioscóride renovado” de Pio Font i Quer. Eramos y seguimos siéndolo, unos enamorados de la Naturaleza, y quisimos dar un paso más, en nuestros conocimientos sobre las plantas de nuestro entorno, adquiriendo el libro para saber más sobre el uso de las mismas. En el libro se decía que para la obtención de la miel de jara, se metían a los rebaños de ovejas en los jarales, y éstas iban impregnándose en la lana de la sustancia pegajosa de la planta. Después se usaban una especies de cepillos, con los que se iban cepillando la lana y recogiendo la sustancia que se había pegado y se obtenía la miel. Desde la antigüedad el ládano se obtenía de la misma manera.

Pero no sólo para la obtención de miel, se ha utilizado el “matagallo”, en nuestras acampadas salvajes (por que se podía acampar prácticamente en cualquier sitio), cuando terminábamos de preparar la comida en ollas o cazillos, éstos eran limpiados con matas de matagallos. La textura rugosa de las hojas y unas finas protuberancias, hacía que saliese la suciedad de los cacharros bastante bien. Como éramos unos pocos los locos, los que entonces acampábamos y hacíamos travesía por nuestro entorno, nunca pusimos en peligro la planta, por utilizarla como estropajo. 

También esta planta ha sido utilizada, con fines menos nobles pero no por ello menos importantes y perentorios, como papel higiénico. Aquí no nos vamos a extender en enumerar  en las bonanzas del “matagallo”, para fin tan escatológico. ¡Pero una urgencia, era una urgencia! Y en aquellos entonces, los pañuelos de papel, y los rollos de papel higiénico, no llegaban a la abundancia ni opulencia de la pandemia del coronavirus.

Así que osado, atrevido y perspicaz senderista que te adentras por estos Acantilados; por tus caminatas por estos lugares, te encontrarás con el “matagallo” quieras o no quieras. Te hemos dado pistas sobre su posible uso. Para obtención de miel y limpieza del menaje, con los medios actuales, no creo que te pueda servir. Para el tercer uso, si te has olvidado los pañuelos, y no tienes un rollo en la mochila, por que se te gastó y no lo repusiste, ¡una urgencia, es una urgencia!


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario