Ventanas














“Abertura en un muro o pared donde se coloca un elemento y que sirve generalmente para mirar y dar luz y ventilación”. Pero me identifico más con la definición: “Trozo del universo rodeado por cualquier material y que sirve generalmente para mirar, dar luz y ventilación”. ¿Realmente una ventana es una abertura? ¿Una abertura hacia dónde? Por que si no fijamos un “poquito”, en las tres funciones que caracterizan a una simple abertura, no podríamos discernir cual de ellas es la más importante. Dar luz: ¡Qué decir de lo esencia que es la luz en nuestras vidas, que hasta al momento de nacer, lo llamamos, dar a luz!  Ventilación: la ventilación, tanto para renovar los aires malsanos acumulados, como para que entren los aires renovadores, que insuflen a nuestros pulmones y corazones, vientos frescos. Y, sobre todo mirar: ¿qué no hemos visto a través de una ventana? Aquí cada cual podrá echar a volar su imaginación y sus visiones.

Pero estamos tan acostumbrados, a ver las ventanas formar parte de cualquier edificio, que ya no le damos la importancia que tienen como elemento purificador, como elemento social. Pasaron de estar abiertas de par en par como elemento de comunicación instantánea entre las personas; a cerrarlas a cal y canto, con la última tecnología, para que nada se cuele por esa abertura. Ni ese aire purificador puede colarse por la abertura. Con lo fácil que es, abrir la ventana y que entre el aire fresco. ¡Pues no! El aire tiene que llegar al interior y salir al exterior, por sofisticados sistemas de “aireación”. ¡Cosas de los tiempos actuales! Cerramos las ventanas para que no nos llegue ni el más mínimo ruido, y mientras tanto, pedimos a nuestros vecinos las cosas a través de la última tecnología, teniéndolas al lado. Con lo fácil que era abrir la ventana, sacar la cabeza y preguntar: ¿Carmelina has hecho hoy lentejas? ¡Por que no veas lo bien que huele lo que estás haciendo! Carmelina se asomaba, y, con otro bocinazo , te sacaba de dudas, y a continuación, te decía que subieras con el plato.

Estas aberturas, ya raídas por el paso del tiempo, aferradas a los muros de lo que un día conformaron una vivienda, una cuadra, un corral o un granero; sí que pueden llevar con orgullo, el nombre de ventanas. Ventanas diseñadas para que entrara la luz, el calor y el fresquito necesario; pero sobretodo, diseñadas para mirar. 
Mirar y callar visiones y recuerdos que quedaban para los más íntimos. 
Mirar y llamar con voces alertadoras y alentadoras.
Mirar y soñar contemplando el barco que se divisaba en la lejanía.
Mirar y llorar la pérdida de un ser querido. LLorar los años transcurridos entre esas cuatro paredes.
Mirar y maldecir las penurias pasadas.
Mirar y reír observando los primeros pasos y juegos de sus retoños.
Mirar y despedirse por fin de este lugar.

Cuando pases, osado caminante por algunas de estas sendas que recorren los Acantilados, puede que algunas de las ventanas que estás observando, ya no sea una simple y pequeña abertura. ¡Quizás ya no quede ni una pizca del muro que rodeaba a la ventana! ¡Quizás ya no quede ni vestigios de la construcción de la que formaban parte!

Y, aunque algunas puedas encontrar todavía, sólo serán para ti, un hueco que hay en una vieja pared. Nada te evocará ese hueco. ¡O, sí!

Una finestra al mar,                                          Una ventana al mar,
Una mirada,                                                      una mirada,
Una olivera en pau……                                    un olivo en paz…….
Tot just a l’angle,                                              justo en el ángulo
Una finestra al mar                                          una ventana al mar
Petita y blanca                                                  pequeña y blanca
Que ens oblige asimilar……..                          que nos obligue a soñar..

                                                
Una finestra al mar (Lluís LLach)


 

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