Religiosidad en los Acantilados













Peliagudo tema de tratar, pues como dice el libro sagrado de donde beben los católicos: ” solemos ver la paja en el ojo ajeno, y no vemos la viga en el nuestro”. Esto es una metáfora, de lo que suele pasar, cuando queremos escribir o hablar, sobre temas religiosos o de fe. Vemos el fanatismo en otras religiones, y lo hacemos pasar desapercibido o inexistente, cuando nos referimos a nuestra religión.

Si la intención de este blog, es hablar de la vida en estos Acantilados, la religión tan presente en nuestra sociedad y quehacer diario, también se ha hecho un hueco por estos lares, y tiene sus zonas de culto, romería  y veneración. 

Dos son los lugares, donde se percibe esa devoción hacia la religiosidad en los Acantilados. El más visitado, concurrido y cuidado, es un pequeño templete construido para la veneración de San Judas Tadeo, apellido incorporado a este discípulo, para diferenciarlo del más famoso y defenestrado Judas Iscariote. En el catolicismo, Judas Tadeo es el patrono de las causas difíciles y desesperadas. ¡Cómo tiene que estar la cosa, para que sea el lugar más frecuentado y mejor conservado! 

El segundo en orden de importancia, según lo atendido que está, es una pequeña virgen en una hornacina, situada en un muro de piedra. Por el aporte de flores y cuidados del lugar, se observa que la devoción es menor, si lo comparamos con el de Judas Tadeo. Es cierto, que se puede observar, alguna que otra vez, a cabras monteses merodear los alrededores de esta hornacina, y a algunas de ellas, en actitud de solicitar algún favor a la virgen allí depositada. Podemos deducir de tal conducta, que tampoco le andará la cosa muy boyante a la sociedad caprina.

Hubo un tercer intento de crear otro lugar de veneración en los Acantilados. Pero la empresa tuvo poco éxito. Creo que hubo un error de cálculo en el lugar elegido para la fundación de este tercer altar beatífico. ¡¡¡A quién se le ocurre ponerlo, en la única playa legalmente constituida como “playa nudista”!!! La experiencia tuvo poco éxito y gocé de la suerte, de poder tener testimonio del nuevo emplazamiento, antes de que fuese retirado por alguien con más sesos que los que lo pusieron. Como siempre que empezamos este tema, podríamos abrir un debate de si era o no el enclave idóneo. Habrían quienes pensaran que muy acertado no era el enclave. Nudismo y desenfreno, junto a la imagen de una pura inmaculada, la verdad que casar, no casaban.  Otros habrían que pensaran, que el catolicismo se abrió paso y se difundió en sociedades corrompidas en el orden moral, y que el catolicismo puso un cierto orden; y qué mejor enclave para restablecer el orden y las buenas costumbres. 

Así que creyente, devoto, ateo o impío senderista, sólo te deseo, que uses la razón para tu deambular por estos parajes.


 

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