A medida que te vas introduciendo en el mundo de las plantas y flores, van sorprendiéndote cada vez más, el desconocimientos que tenemos sobre ellas a nivel general. ¡Tampoco tendría que sorprendernos, pues el desconocimiento es prácticamente, sobre todo lo que nos rodea! Cada planta que observas, tuvo una innumerable cantidad de usos, en algunas, como en el que caso que nos ocupa, prácticamente toda ella es aprovechable.
Esta planta, con un listado inagotable de nombres, que crece al borde de carriles y senderos de los Acantilados, con flores tan llamativas, es una fuente de alimento, de la que podemos aprovechar desde sus azuladas flores hasta sus raíces.
Sus flores se pueden chupar para sacarle una especie de jugo dulce, más concretamente la parte baja de las mismas (base de la corola). Estas mismas flores maceradas con aguardiente y azúcar tonifican el corazón y vuelve alegres a los melancólicos. No queda muy claro este aspecto del volver alegre, si es por la mezcla producida, o por la generosa proporción de aguardiente utilizada.
Toda la planta se utilizaba en infusión o con vino como diurético y antidiarréico, aunque se debe utilizar con cuidado porque puede ser tóxica. ¡Eterno problema ese de las proporciones a la hora de realizar mezclas tan arriesgadas! Máxime cuando se hace a “ojo de buen cubero”.
Pero lo que más me ha llama la atención del aprovechamiento de la “anchusa” ha sido el consumo de sus raíces. “En Sierra Mágina (Jaén) se consumían las raíces, grandes y carnosas que se consideraban un manjar. Para comerlas se limpian bien de tierra y se pelan, cortándose después por la mitad de forma longitudinal. Seguidamente se cuecen en agua con un poco de sal hasta que estén suficientemente blandas. Tras esto, se escurren bien, se enharinan y rebozan con huevo para freirías en la sartén. Dicen que tienen un sabor como el de los boquerones, por eso los denominan "boquerones del campo”.(Página web del Real Jardín Botánico de Madrid)
Para los grandes Chefs actuales, sería todo un descubrimiento poder incorporar esta planta a sus recetas. Es el eslabón perdido, que les faltaba para el maridaje “tierra-mar”, tan de moda en la cocina actual. Menos mal que este blog, sólo lo leen las cuatro personas que lo conocen y quien suscribe, que tiene a veces que corregir, algunos desaguisados ortográficos cometidos; si no quizás podría estar, a partir de ahora, en peligro la existencia de la “anchusa”. Porque, con tal de inventar la receta más estrambótica posible, todo podría suceder.
Así que osado caminante o lector, que has leído esta entrada, y te has dado una vuelta por los Acantilados, y te has encontrado de “sopetón” con tan común y llamativa planta; piensas que a los boquerones recién pescados, enharinados y fritos como dios manda, no le hacen sombra, ni las raíces más sabrosas que cualquier vegano te quiera vender. Pasa de largo, y si puedes y quieres, le haces una foto a las llamativas y bellas flores, y disfruta de tu caminata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario