Han comenzado su preocupante procesión con la llegada de temperaturas más benignas. ¡Es momento de procesiones! Todo está preparado en los Acantilados para que estas peregrinaciones den rienda suelta a sus recorridos penitenciales. Cualquier lugar es inmejorable para ser utilizado por estos espinosos penitentes, en su deambular hacia un refugio bajo tierra donde poder crisalidar.
Blandiendo sus espinosos enseres, se van descolgando de sus refugios sedosos, invadiendo todos los rincones de los Acantilados. No hay lugar por los que no transiten. Carreteras, rocas, vallas, paredes, sendas, etc. serán tomadas por estas insignes y reales cofradías de la urticaria. Andar por estos parajes, atestados cual “Campana” en la “madrugá”, se hace peligroso, por la presencia de estas hermandades penitentes vesicantes.
Al sigilo de poder ver y observar las distintas especies, se une la precaución de no rozar o posarte, por descuido, sobre alguna de estas congregaciones que te harán terminar prematuramente tu jornada lúdica por estos Acantilados. Aunque los grupos de senderistas se esfuerzan en romper una y otra vez, cuantas “pasos” se van cruzando en su caminar; el número crece exponencialmente de una primavera a otra.
Los pinares lucen cada vez en mayor número, los estandartes blancos sedosos de sus bolsas en sus ramas. Los hay de todos los tamaños, y si te acercas, eso sí, a no muy poca distancia (pues tienen la facultad de lanzar sus dardos urticantes a cierta distancia) puedes observar el ajetreo de cuerpos enrollados alrededor del “paso” que conforman sus nidos.
Son una peligrosa “cofradía” que se va extiendo de año en año, y que han provocado llamadas de alarmas por todas las redes sociales sobre sus riesgos.
Estamos en Cuaresma, tiempo de procesiones y hermandades, y la oruga del pino fiel a este periodo, hace su estación de penitencia; del esmero que tengamos en conservar nuestro entorno y de no exterminar con productos tóxicos las distintas especies de aves que pueden hacer frente a estas cofradías, dependerá que alarguen su “carrera oficial”, por los Acantilados.
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