Ha propagado a los cuatro vientos información sobre tierras prometidas y miradas. Sobre incendios y sobre aves que pueblan y visitan estos Acantilados. Sobre delfines y sobre enormes medusas que emergen después de años sin aparecer por estas costas.
Nos ha enviado muestras de satélites infectados por un virus que está haciendo estragos entre sus habitantes. Ha recogido muestras de plantas en declive que sobreviven en un medio hostil. De aves que van y vienen en su deambular migratorio, y de aves que sólo quieren vivir en este planeta; y sobre todo, nos ha mandado infinidad de imágenes de unos seres que cambiaron su vida en las altas cumbres, por la comodidad de unas playas dignas de las mejores playas de Marte. Imágenes que sólo quieren ser el reflejo de una realidad tan cercana y a la vez tan lejana, y que para la mayoría es tan desconocida como el espacio exterior.
Es nuestro mayor deseo que esta lanzadera continúe su periplo cósmico durante bastante tiempo más, y que siga aportando cuanta información encuentre en su largo deambular por este mar tan accesible y tan desconocido.
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