Noviembre, fiel a su cita anual, vuelve a comparecer por los Acantilados con su representación del Tenorio; con su rémora de avecillas que pasan el periodo invernal entre nosotros; y cómo no, con el cortejo nupcial de la cabra montés. Este año, como hecho importante digno de resaltar, noviembre ha descuidado su contribución de precipitaciones que pudieran aliviar la aridez de estos andurriales; por lo que la sensación de verano se ha alargado hasta diciembre. ¡Nefasta y fatídica sensación para los seres vivos de estos parajes!
A pesar de tan nefasto presagio para el desarrollo de un “Celo” regular, por todos los rincones se han sentido esas fragancias que durante el resto del año no se aprecian. Fragancias intensas, penetrantes, potentes y apasionadas. Fragancias que sólo unos pocos seres pueden interpretar. Fragancias que les removerán todo su ser; y sin distinción, de edades o jerarquías irán encaminadas a favorecer la transmisión de la carga genética a las futuras generaciones.
Todos los Acantilados se transforman en vías de comunicación aromáticas que utilizarán los ejemplares de las distintas zonas. Ejemplares que normalmente se mueven por una determinada zona; deambulan a cualquier hora del día siguiendo las estelas de los aromas que les van llegando. En ese peregrinar tropezarán de bruces con otros especímenes con su misma obligación. Irremediablemente las disputas están aseguradas. Los enfrentamientos se escucharán a kilómetros de distancia. Ha dado comienzo el “Celo” de la cabra.
Este año las disputas han sido más intensas pero más escasas, pues las hembras no han estado muy receptivas, quizás debido, a ese sensor interno con el que cuentan cuando detectan que las circunstancias no son las idóneas para traer nuevos retoños; por lo que las oportunidades de transmitir los genes han sido más limitadas en número y en el escaso tiempo que se ha tenido para tan importante acontecimiento.
¡Extraño y reducido “Celo”! Pero todo está siendo actualmente tan extraño, que este acontecimiento, no podía ser ajeno a tan inusual momento que vivimos.
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