Rata campestre ( Rattus rattus)













La rata campestre es originaria del sureste asiático, ocupando Europa desde tiempos inmemorables. Se estima que ya pudo venir en períodos posteriores a las últimas glaciaciones; probablemente, siguiendo al hombre en sus primeras rutas comerciales. 
Se diferencia de la de ciudad por su menor tamaño y mayores orejas. Otro detalle para diferenciarlas es su larga cola, formada por característicos anillos escamosos, de forma redondeada y una longitud que supera notoriamente la de la cabeza más el cuerpo. De hábitos esencialmente nocturnos; es difícil verla durante el día trepando por árboles o refugiándose entre la maleza.
En los Acantilados es casi casual ver las ratas merodear por sus laderas y calas; no obstante, la afluencia masiva de visitantes, y por ende el aumento de los deshechos, parece que han contribuido a la aparición de estos roedores por sus rincones; aunque a decir verdad, tienes que estar mucho rato de observación en un mismo lugar, para poder verlas.
Su parición es fulgurante, y no hay rama, árbol, o arbusto que se les resiste en su escalada; trepando hasta las ramas más altas para conseguir alimento.
Está en constante alerta, girando sus orejas en todas direcciones pare percibir el más mínimo sonido de peligro; diferenciando inteligentemente, cuando es un ruido de falsa alarma, o un ruido que puede poner en peligro sus existencia.
Es una glotona empedernida; su apetito no tiene fin, dando multitud de viajes hasta el lugar donde ha hallado el alimento, hasta acabar con él. Es en esta situación, cuando su vulnerabilidad es mayor; pues su ansia de comer, hace que se relaje en su estado de vigilancia.
Aún cuando se ha constatado, que en los tiempos actuales hay una regresión de la población de rata de campo, sigue siendo un roedor abundante; desempeñando un significativo papel en el ecosistema, fundamentalmente al servir de alimento a muchos carnívoros y rapaces; particularmente ahora que la enfermedad del conejo ha diezmado la población de éstos; por lo que la importancia del conejo en la cadena alimenticia ha sido reemplazada en cierto aspecto por la rata.
Será complicado osado caminante que en tus rutas por los Acantilados te encuentres alguna vez con una rata, pero ten en cuenta que "haberlas haylas......."


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