¿Qué sería de los mamíferos sin el pelo? Es la seña de identidad en exclusiva de los mamíferos. No hay ninguna otra clase de animales que tengan pelo. Sus funciones son varias: protege la piel del sol, da calor durante el invierno y refresca durante el verano, manda mensajes sensoriales al cerebro…
La cabra montés como mamífero, cuenta con su pelaje característico que cambia durante dos épocas. Cuando empieza a refrescar va cambiando el pelaje menos denso de la época estival, a un pelaje más denso para combatir los fríos del invierno. Aunque podríamos decir que la cabra montés en los Acantilados, se pasea durante todo el año con un abrigo de visón, pero con temperaturas tropicales. Su evolución para solventar tal disyuntiva, será del abrigo de visón a la guayabera. Pero será tan lenta que nosotros, como se dice por aquí, no lo veremos. De todas maneras, muy mal no les irá actualmente con tanto abrigo, cuando el número va creciendo de año en año.
El cambio que se produce en su pelaje, no es sólo en cuanto a la densidad del mismo, también cambia en cuanto al color. Durante el otoño-invierno, coincidiendo también con el celo de la cabra, ésta viste sus mejores galas. Es en los machos donde se acentúa más ese cambio, vistiendo los ejemplares más viejos, unos esplendorosos pechos y costados negros. Cuanto más viejos, más grande es la parte del cuerpo revestida de color negro, avistándose los ejemplares de forma más fácil por el contraste que supone con el entorno. En las hembras el cambio de color es menos perceptible, pasa de un tono marrón claro a un tono un poco más oscuro.
Ultimamente, se están observando, cada vez más, ejemplares con un pelaje muy peculiar. Es un pelaje negruzco sucio, como si hubieran quemado al ejemplar con un soplete, como se hacen con los “guarros” en las matanzas para quitarles el pelo. Apareció por primera vez en un ejemplar macho adulto, que además tuvo para más inri, la mala suerte de perder un cuerno en una pelea. Con lo que el ejemplar, quedó hecho un cromo. Con un sólo cuerno y tostado en una parrilla. Su visión era de otro mundo. A este ejemplar, le han ido sucediendo otros ejemplares, tanto machos como hembras, que han ido presentando la misma característica. Pero lo curioso del tema, es que los animales que presentan este tipo de pelaje, no lo hacen de forma estable, si no que se van sucediendo años con su pelaje natural y hermoso, con años con el pelaje “achicharrado”.
Indagando sobre el tema para saber a qué se podría deber tal anomalía, encontré documentación donde se decía que ese cambio en el pelaje era debido a situaciones de estrés. En los Acantilados, la cabra montés sí que está bien servida de situaciones estresantes: estrés hídrico, estrés calorífico, estrés persecutorio por los perros sueltos, estrés alimenticio,…. Dejamos para los grandes estudiosos del tema, estudiar qué tipo de estrés es el que más podría incidir sobre el pelo de la cabra montés.
Así que osado caminante, tómate relajadamente tus andanzas por las rutas de los Acantilados, por que aún no he conocido humano alguno, que le cambie el color de su piel por el estrés, pero si he conocido casos, donde les han ido disminuyendo el pelo por situaciones estresante.
¡OM MANI PADME HUM!
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