No hay nada como recorrer los distintos rincones de los Acantilados para darnos cuenta de su riqueza y diversidad. Cada rincón, cada hueco, cada roca, nos pueden deparar una sorpresa. Pero igual ocurre cuando recorremos cualquier paraje de la geografía mundial. Mientras más tiempo dediquemos a su inspección, más sorpresas vamos descubriendo. Lo que no hemos visto en un momento determinado, lo podemos observar cuando volvemos a ese lugar repetidamente. Lo que habíamos observado desapareció sin dejar rastro, y lo que no habíamos visto vuelve a aparecer. Así es la Naturaleza. Con ello no quiero que se consideren estos apuntes, para negar los cambios en la Naturaleza que se están produciendo a nivel global por la avaricia humana, y que al final vamos sufriendo a niveles más comarcales. Lo que considero es que los estudios se han realizado desde posiciones muy academicistas, y en algunos casos, sin el tiempo necesario para observar en profundidad el espacio estudiado. Eso ha hecho que se den por sentadas muchas de las afirmaciones, como algo inamovible. También considero, que es muy complicado realizar un estudio a fondo y perfecto sobre un determinado lugar, y cuanto más extenso es ese lugar, más complicado y menos riguroso.
Desde la proliferación de las redes sociales, ha surgido una nueva ciencia: “La ciencia ciudadana”. Esa ciencia que ayudamos a construir las personas, que sin una preparación académica sobre la Naturaleza, vamos observando y descubriendo facetas de la Naturaleza que los académicos no han podido observar. Hay quienes apuntan de que es una ciencia más democrática e inclusiva, y que está en auge; pero considero que esa ciencia siempre ha existido, pero quedaba relegada a un segundo plano, o en la mayoría de los casos silenciada por el eminente estudioso de turno. Pues cualquier estudioso que se preciara de serlo, siempre acudía al “práctico” de la zona que iba a recorrer, para recabar información. Lo que ocurre actualmente, es que esos “prácticos” son más visibles y en mayor número.
Sirva toda esta extensa disertación sobre los avatares del estudio de la Naturaleza, para señalar que nuestra protagonista, “la uña de pajarito”, a la que los estudiosos, determinan su hábitat desde los 100 a 2500 metros de altitud, se encuentra en nuestros Acantilados a escasos metros del nivel del mar. Por ello, ¿ tendríamos que cambiar el dato de 100 metros, a decir que se encuentra desde el nivel del mar, hasta los 2500 metros de altitud?
Creo que a ella, eso le da igual, bastante tiene con ir arañando a esa caliza dura en la que crece, algo de sustancia para ir tirando, y salir como puede para adelante.
Así que osado y observador caminante, si algunas vez, te adentras por los roquedos que caen hacia el mar, busca en las fisuras, y también en las partes soleadas de las rocas, por que allí encontrarás a esta “uña”, que crece sin tener un metro a mano, para concretar a qué distancia se encuentra sobre el nivel del mar.
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