Nuestra pescadora menorquina (Pandion haliaetus)














Durante la primavera y verano anteriores, había divisado con bastante asiduidad a una de las águilas pescadoras, que de vez en cuando se pasan por nuestros Acantilados para hacer una parada hacia sus destinos turísticos allende del mar. Ésta en concreto se dejo llevar por el atractivo de nuestra zona, y su estancia duró más de lo previsto, hasta que a finales de septiembre desapareció.

Por eso, cuando divisé a nuestra protagonista, allá por enero, posada sobre el filo de la pequeña pirámide que forma esa gran roca, que se eleva sobre el mar, me dio un vuelco el estómago. Otra nueva pescadora descansaba en nuestros Acantilados, en su largo viaje. Al principio no me di cuenta de su singular lomo. Era otra águila más. Días después, fue un compañero también aficionado a esto de la fotografía de Natrualeza, quien me señalaba y advertía de su extraño lomo.

¡En su lomo portaba un sofisticado panel de transmisión de datos! ¡Era la primera vez que veía un ave portadora de tan extraño sistema!

Rápidamente busqué las primeras fotos realizadas sobre la gran roca, y efectivamente, la mancha blanca que se veía sobre su lomo, no era parte de su panza, que en extraño escorzo visto desde la lejanía, interpreté como parte de su anatomía. Ampliada hasta la saciedad la imagen, se mostraba a las claras, que este ejemplar había sido agraciado con tan científica carga. Aquí podríamos abrir un debate sobre la conveniencia o no de llevar estos artilugios pegados al cuerpo, sin dar su oportuna autorización para contribuir con la ciencia.

Pero dejemos a un lado dicho debate, y centrémonos en esta extraña águila, que continuaba alegrando con su presencia los cielos de estos Acantilados, tan faltos como están de rapaces que surque sus cielos o aprovechen su paredes inexpugnables para formar un hogar.

Pocos fueron los encuentros con esta nueva rapaz que se dejaba de ver de vez en cuando, por las distintas calas y montañas cercanas que conforman estos bellos parajes.

A través de otro amigo pajarero, recibí información sobre tan singular ejemplar. Me comunicaba que era un ejemplar joven de este mismo año, y que había sido anillada y elegida para aportar datos a la ciencia en Menorca. Aparte de aportarnos la isla grandes heladeros durante los meses de verano, esta vez nos enviaba un ejemplar de sus colonias de águilas pescadoras.

Durante varios meses la fui fotografiando, en las pocas ocasiones que me dejaba hacerle alguna que otra foto, y yo encantado de poder tener de modelo a tan extraordinario ejemplar.

Fue a primeros de abril cuando me llegó a través del amigo pajarero la triste noticia de que nuestra protagonista había sido hallada casi descompuesta en el arcén de una autovía cercana. 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario