Hay manifestaciones y ritos que poco han cambiado a lo largo de la presencia del hombre en este planeta. Manifestaciones y ritos que se auguraban, tendrían sus días contados, ante la industralización y digitalización, en las que los seres humanos nos vemos atrapados, están alcanzando actualmente, cotas de mayor ostentación y proliferación.
Nuestros Acantilados no quedan al margen de tales expresiones, y por doquier, la impronta de ciertas manifestaciones, que no la obra de ciertos artistas, van apareciendo por los distintos rincones de estos parajes.
En tiempos ya lejanos del siglo pasado, algunos artistas dejaron sus huellas por estos Acantilados; bien, en frescos realizados en las paredes de casas abandonadas, o decorando cortijos abandonados y derruidos con obras escultóricas. Hoy en día, los artistas sólo van dejando ciertos garabatos y rúbricas de no se sabe qué obra, pues no aparece obra alguna; quizás en el arte vanguardista actual, primero se firme sobre lo que después surgirá la creación. ¡Estaremos expectantes!
Además de las rùbricas, van apareciendo señales de todos los colores, pintadas por otros anónimos artistas, en las que no vemos representación animal o antropomorfa alguna; quizás quieran señalar y advertir que esa piedra es de su agrado o tiene un alto valor sentimental para quien la pintó; y si algún día, vuelve a pasar por ese mismo lugar, reencontrarse con la misma piedra evocadora. Pues otro motivo no le encontramos.
No podemos pensar, que tales colores o símbolos puedan indicar un camino a seguir, con los medios de navegación y orientación que tenemos actualmente. No podemos andar por ahí liados, pintando piedrecitas de colores y flechitas, para no perdernos por nuestras andanzas por estos minúsculos Acantilados.
Si queremos realizar rutas por los Acantilados y queremos llevar a un grupo para que pueda observar la belleza de estos parajes; primero, deberíamos hacer la ruta y grabarla en nuestros sofisticados sistemas de navegación, para posteriormente siguiendo los tracks realizar la ruta con la seguridad y responsabilidad, que llevar a un grupo requiere.
Quien esto escribe, y los que me conocen lo saben, ha recorrido cientos de kilómetros de sendas por distintos países y ha conducido a multitud de grupos; y los senderos o rutas a seguir estaban señalizadas por indicaciones perfectamente inmersas en el entorno; y cuando éstas desaparecían, bien por la altitud o por lo complicado del terreno, eran sustituidas por piedrecitas puestas encima unas de otras. Formas más ecológica y natural de señalizar algo.
¡Hay que tener ganas de ir cargado de spray, lata de pintura y brocha para no perdernos en los Acantilados!
¡Los tiempos, que avanzan que es una barbaridad!