Papamoscas papirrojo (Ficedula parva)













Cuando sales asiduamente a dar paseos por la Naturaleza, fin de semana tras fin de semana, sabes que la mayoría de los días suelen tener ciertos tintes monótonos; a pesar, de que dentro de esa monotonía, suelen ocurrir destellos de novedad, que hacen que cada salida sea diferente a la anterior: la luz del día, el viento o la brisa que corra, los olores, esa flor inesperada, la visión de una escena faunística que te sorprende…………

La visión de nuestro protagonista y sobre todo su fotografía, son de esos momentos que sólo vivirás una vez en tu larga vida en la Naturaleza; a no ser, que te desplaces a los países donde nuestro protagonista tiene habitualmente su residencia.
Era una de esas normales tardes de noviembre. Rayaba ya, esa monotonía de los últimos compases del paso postnupcial de las especies más comunes. Nuestro Papamoscas se posó como suelen hacerlo sus primos: cerrojillo y gris. Mostraba ese deje entre descarado y seguridad en sí mismo, ante la zona elegida donde se había posado. Ni se inmutó ante los leves movimientos ni los sonido de los disparos de la cámara.  Aunque muy receloso, intentaba buscar un acomodo en alguna rama que lo escondiera de miradas más comprometidas que una simple cámara.

Para mis ojos cegados por la visión continuada de especie tras especie captadas por la cámara, este Papamoscas engrosaba el grupo de instantáneas capturadas de su primo el Cerrojillo. No le di la mayor importancia. Fue más tarde, ya en la casa, delante de la pantalla del ordenador para visionar las imágenes obtenidas, cuando pude distinguir algo distinto en este ave, si la comparaba con las fotos obtenidas de su primo, que en esos momentos estaban también inmersos en el mismo viaje. Consultadas algunas guías, no me sacaban de la duda de qué ave se trataba. Pero algo me decía que no era un Cerrojillo.

Automáticamente mandé la foto a un amigo, gran ornitólogo, con una gran experiencia en aves. Fue quien me confirmó la especie que era. No sin antes, realizar un periplo la foto por algunos móviles de reputados ornitólogos hasta ser consensuada su identidad.
Pocas son las citas que se tienen de su presencia en nuestro país, e inesperadamente, nuestros Acantilados han sido testigos de su paso en su largo viaje hacia tierras africanas; o por lo menos, de poder tener constancia documentada de su paso.


 

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