¡Complicado esto de entender la Naturaleza! Con la tan manoseada sequía que estamos viviendo, pensaba que la cabra montés tendría dificultades para engendrar a la futura generación. Por nuestra mente sobrevolaba la idea escuchada en los mentideros “monteses” de antaño, de que la cabra cuando presentía que el año venía regular de alimentos, tomaba la opción de no seguir adelante con la concepción de la vida engendrada en su interior. La cabra tenía la potestad de decidir sobre el nacimiento del choto según las condiciones que presumía se iban a dar por la zona; y éste, era el año propicio para llevar a cabo tan singular peculiaridad, ya que se daba todos los condicionamientos: falta de lluvia, temperaturas elevadas, hierba escasísima, árboles sin cuajar los frutos,…etc.
Pero cual no ha sido nuestra sorpresa, al contemplar el mayor números de chotos de los últimos años, correteando por los Acantilados. Ha sido raro ver a una hembra adulta, sin estar acompañada por su retoño. Algunas llevaban hasta dos.
Con tales apreciaciones, no queremos que nadie las utilice como forma de negar el cambio climático que se está produciendo, ¡porque cambios haylos! Cambios unos, de origen más local, como los comentados en el artículo “Presión sobre los Acantilados”; y otros más globalizados como los que están afectando a la mayoría del Reino de España.
Igualmente estamos apreciando cambios en la época en que las cabras empiezan a parir sus chotos. Lo normal es que sea entre finales de abril y junio, cuando las cabras comienzan a parir, y se está observando a escasos kilómetros de nuestra zona, y también zona de Acantilados, que a finales de marzo ya hay chotos nacidos. Por contra, observamos que en septiembre y primeros de octubre, aparecen chotos que dan la impresión de haber nacidos en agosto o primeros de septiembre, totalmente fuera de la época de nacimientos de la cabra. Podría tener esta circunstancia su fundamento lógico, pues es a finales de agosto cuando los algarrobos tan dispersos y abundantes por todos los Acantilados, empiezan a madurar sus frutos, que al no ser recolectados, quedan en los árboles hasta que se caen de excesiva madurez. La algarroba es quizás en esa época la mayor fuente de alimentación que tiene la cabra. Tal vez, debido a este periodo de abundancia de alimento, por lo que la cabra esté retrasando los partos, pues durante el periodo habitual de alumbramientos, la cabra se encontraba después con tres meses (junio, julio y agosto) bastantes duros para sacar adelante a los retoños nacidos.
¡Hay mucho todavía que observar para poder confirmar tales cambios! Es sólo la apreciación de alguien que deambula desde hace relativamente poco por estos parajes. Quizás pueda ser objeto a tener en cuenta por los futuros estudiosos de la cabra, y comprobar la incidencia de la alimentación en los periodos de parto. En pocos años, debido a la gran preocupación que sobre la investigación tienen las más altas instancias de nuestro reino, quedará resuelto dicho dilema. ¡Estaremos atentos!
Mientras tanto, audaz y temerario senderista, por tus paseos por estos bellos Acantilados, tienes la oportunidad de contemplar los juegos y cabriolas de la nueva generación de la cabra montés. No lo demores mucho, pues ya sabemos que cuando los pequeñines cogen hechuras de adolescentes, han perdido todo el encanto, y en la cabra pasa lo mismo.