Reyezuelo listado (Regulus ignicapilla)














Sus tonos vivos y llamativos no hacen honor a tan despectivo nombre: “reyezuelo”. No se trata de un pájaro que se dedique a la rapiña, ni se aproveche de otros pájaros, ni avasalle a pájaros de menor tamaño, porque además es imposible. Todo lo contrario, debido a su pequeño tamaño tiene que vérselas y deseárselas para sobrevivir. Estamos hablando del ave más pequeña de Europa, de apenas nueve centímetros; compitiendo en los bosques con aves de mayor tamaño, y además siendo consciente de ser la presa preferida del escurridizo gavilán. A poco reinado puede aspirar tan diminuto rey, que se ve sometido en todos los aspectos y circunstancias en el bosque: será de los últimos en beber, de los últimos en comer,….. y, de los primeros en huir ante el menor movimiento sospechoso.

En nuestros Acantilados se desenvuelve por los islotes de pinares existentes. Nervioso de rama en rama no tiene momento para la tranquilidad ni el reposo. Su primera visión, ni siquiera a corta distancia, hace posible apreciar la belleza de su colorido. Tenemos que localizarlo con prismáticos para ir apreciando su cabeza coronada por esas franjas tan llamativas. Es la única distinción de realeza que podemos estimar. Quizás de ahí le provenga su nombre. Coronado de llamativos colores, pero sin acompañarle un “corpachón” que le haga reinar por todo el pinar. Los envidiosos de tan atractivo pajarillo, lo denostaron con un simple “reyezuelo”. ¡Qué mala es la envidia!

A partir de su primera visión es cuando te atrapa todo su encanto. Ya no darás un paso por los pinares sin ir atento a escuchar su canto, la mejor forma para descubrirlo, y poder localizarlo y disfrutar de tan singular “reyecillo”. Pero todo será un visto y no visto. Tan pronto como llegó a un pino sale disparado para otro.

Dicho todo esto, podemos hacernos una idea de la dificultad para fotografiarlo. Si ya verlo es complicado, poder retratarlo es tarea peliaguda. Siempre aparecerá por las ramas menos expuestas, por las zonas de más penumbras. Apenas se aventura por zonas visibles. Si a todo eso unimos su inquietud, debemos estar ojo avisor y rápido en el disparador para poder obtener esas instantáneas que reproduzcan toda su belleza.
Sirvan estas humildes instantáneas para hacer constar que también la realeza tiene residencia por estas costas, no sólo San Sebastián y Mallorca iban a tener tan alto honor.


 

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