Tercer aniversario


















Aún no ha cumplido la edad este blog para salir de la escuela infantil y las vivencias vividas bien podría valer para cursar hasta un máster. Estuvimos meses ilusionados con la vuelta del águila pescadora por estas latitudes. No era su presencia lo que nos hacía felices, sino su continuidad que parecía casi establecimiento por una larga temporada, pero el progreso en forma de autovía truncó cualquier atisbo de instauración por estos parajes. Han vuelto a sobrevolar las playas y roquedales algún que otro ejemplar pero de paso, como siempre.

La primavera recorrió fugaz todos los Acantilados, pero era empujada a abandonarlos por esa sequía pertinaz y perturbadora que la perseguía como sombra maléfica para que no pudiera dejar su semilla por comisura alguna.
 
El verano rápidamente se apropió del lugar dejado por ésta, y hermanado con la sequedad, encontró cómoda estancia por estos lugares y  se aposentó mucho más de lo debido, para disfrute de la legión de visitantes que acuden a los Acantilados, en época estival y que han podido disfrutar de un dilatado período de zambullidas en las aguas límpidas de estas costas. ¡Son los únicos que han disfrutado! El resto de seres vivos que pueblan estos lugares han pasado verdaderas penurias para mantenerse con vida. ¡A ellos el verano, maldita gracia les ha hecho!

Las aves se han mostrado más reacias a cruzar la mar en su viaje de vuelta a tierras africanas, y las aves que provenían del norte para pasar el invierno en los Acantilados han hecho acto de presencia más pronto de lo habitual. El martín pescador no se marchó, decidió tomar residencia invernal. La garza real adelantó su aparición y fue recorriendo las distintas calas buscando la tranquilidad que le dejaban las primeras horas, antes de la llegada de los primeros bañistas. Los cormoranes, con su negra figura,  fueron llenando rocas y playas de todos los Acantilados. Este año han aparecido las alcas, esos sempiternos buceadores de alta mar, pero que han querido darse un “paseíto” por las orillas de las playas; algunos con tan mala suerte, que le ha costado la vida tan atrevido acercamiento. ¡Todo muy extraño! Será el cambio climático que lo tiene todo trastocado y enloquecido.

Pero como estos años atrás, seguimos esperando las deseadas lluvias que traigan la nueva vida a estos parajes; ya que, la destrucción es tan grande que será lentísima la recuperación. Las lluvias han pasado de largo, no sabemos si tenían órdenes de nos ofrecernos su líquido tan apreciado, y de esta manera acelerar el deterioro tan grande que están sufriendo los Acantilados. ¡Para que se van extender por estos lugares, si nadie pone contención a este desenfreno de intereses especuladores!

¡A ver si se dan cuentan, no lo creo, esas eminencias de la expoliación de los recursos y de las arcas públicas que aguacates, mangos y campos de golf….os no son posibles por aquí!
…….. Y sobretodo,  agradeceros vuestras visitas, y hasta lectura  de estos párrafos que sólo pretenden dar voz a este pequeño rincón al sur del Sur.


 

1 comentario:

  1. Gracias a ti por tu mostrarnos las intimidades de ese rincón tan nuestro. Como siempre, preciosas fotos y texto.
    Un abrazo y felicidades en este tercer cumpleaños.

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