Esta pequeña planta es una fiel indicadora de lo que son nuestros Acantilados: terrenos áridos barridos por vientos y agostados por un sol abrasador. Es una planta que crece en estas condiciones tan adversas, en herbazales donde las plantas que la rodean tienen la misma habilidad de subsistir en estas situaciones pobres de humedad; y, nuestros Acantilados, son un paradigma de estas condiciones.
Debe su nombre de Briza, a que en todas las plantas de este género, sus espiguillas se mueven y tiemblan con la más leve brisa de aire. Lo que es un espectáculo poder observarlas, mecerse por la brisa; por contra, nos pone en todo un brete cada vez que queremos fotografiarla. Sólo en días calmos de viento, es posible conseguir mostrar todo su esplendor y belleza.
Debido a su pequeño tamaño y forma tan característica, recibe multitud de nombres: lágrimas de la Virgen, pendientes, cascabel, caracolillos, corazoncitos, bolitas de oro, ……etc.
Añadiría un nombre más a tan larga lista. Cuando observo esta pequeña y bella planta me viene a la cabeza los farolillos de las celebraciones chinas. Esos farolillos que movidos por manos expertas dan dinamismo y colorido a sus celebraciones.
En este caso, estos farolillos malagueños resplandecen con luz propia, y llenan con sus coloridos y reflejos los pastizales áridos de estos frágiles Acantilados.
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