Nuestros Acantilados se encuentran en una encrucijada de civilizaciones desde la más remota antigüedad. Desde tiempos inmemoriales, la influencia de las distintas culturas se han diseminado por sus proximidades. Influencias artísticas, religiosas, sociales….. que han ido conformando nuestra cultura actual.
Fruto de esas influencias, las leyendas, transmitidas oralmente o por escrito, unas veces desvirtuándose, otras veces exagerándose, de forma interesada o puramente estética,
han sido un factor importante en la configuración cosmogónica del origen y la organización de las sociedades, y en la configuración de la cultura de un lugar en concreto.
Leyendas, que han hecho de nuestros Acantilados un lugar de confluencia de lo mágico y esotérico; marcadamente ligado, a ese germen de civilizaciones que fue el Mediterráneo.Y, de todas las leyendas, es la del Unicornio, la que más se repite por nuestros Acantilados. Fiel a esa leyenda, que unos pueblos u otros, intentan hacer como suyas sobre la aparición del ser mitológico, nuestros Acantilados, cada pocos años, la rememora, dando luz a un nuevo ser fabuloso, que recorrerá sus montes y laderas durante cierto tiempo.
Un nuevo Unicornio esquivo, solitario, huidizo, que irá engrosando con el tiempo, su halo de ser mitológico; que dará pie a nuevas leyendas e historias sobre su visión por estos parajes.
Un nuevo Unicornio que aparecerá y desaparecerá a su antojo, como animal mitológico que es; dejando absorto e incrédulos, a los que tengan la posibilidad de encontrárselo.
Un nuevo Unicornio, que como sucedía en la Edad Media, será codiciado y perseguido por los nobles, para darle caza, y hacerse con su cuerno de propiedades medicinales, capaz de curar las enfermedades más horrendas y devastadoras.
Un nuevo Unicornio que tendrá los días contados, por que la mente de ciertos humanos está todavía anclada en los albores del comienzo de la Leyenda y en las actividades recreativas de la Edad Media.