El celo en los tiempos del coronavirus













 El celo de la cabra en Los Acantilados es la época que más concurrencia congrega por estos parajes. No hay un mayor concurrencia en número de visitantes, pero sí, en cuanto a la diversidad de los mismos: fuerzas de seguridad, senderistas, fotógrafos, furtivos, …..


La visión de los vigorosos machos atrae a una heterogénea población que recorre los Acantilados con las más diversas pluralidad de intenciones. 

Este año, al celo se ha unido la situación tan excepcional que estamos viviendo. Hemos asistido de forma intermitente y fragmentada a la contemplación de tan importante acontecimiento, perdiendo la continuidad del mismo.

Los periodos en los que no podíamos visitar los Acantilados, los vivíamos con una cierta intranquilidad por si volveríamos a ver los ejemplares divisados en los primeros momentos; y en las fases, en las que los hemos podido visitar, nos ha tocado vigilar ciertos ejemplares que estaban, nunca mejor dicho, en el punto de mira de ciertos personajes.

Como era de prever los ejemplares más espectaculares, han tenido sus días contados; y a pesar de los esfuerzos realizados, hemos podido descubrir los cuerpos mutilados junto a las carreteras que recorren estos parajes.

Como consecuencia de estos actos funestos, el celo se ha dividido en dos partes bien diferenciadas: una primera, donde los ejemplares más fuertes han llevado el peso del celo, pero sin llegar a verse esas grandes luchas que se veían años posteriores, debido al número tan escaso de estos ejemplares que quedan de un año para otro; y, una segunda parte, donde los ejemplares mas jóvenes han tenido sus oportunidades de transmitir los genes a las generaciones venideras.
Si se continúa con esta dinámica de no proteger concienzudamente a la cabra en esta época, la especie corre el peligro de ir degenerando debido a que los genes que se están transmitiendo no son los de los ejemplares más activos y robustos.  Si a esto le unimos, la superpoblación de la cabra en un medio, donde las condiciones de alimentación no son las más idóneas para el crecimiento sano, de los ejemplares restantes; será un buen caldo de cultivo para la propagación de todo tipo de enfermedades, en un lugar cada vez más masificado de visitantes en cualquier época del año. 
¿Y eso del contagio de un virus de un animal a un ser humano, dónde lo he escuchado anteriormente………………???


 

1 comentario:

  1. Qué crueldad y que mal gusto.
    Matar un animal salvaje para ponerlo e tu casa disecado.
    AS

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