Pez Luna (Mola mola)












Cada cierto tiempo, por los Acantilados, la magia nos deleita con un agradable encuentro en sus aguas.
Selene, asciende de sus profundidades y se baña en sus calas. Adquiere forma distinta a la humana y realiza su viaje a través del mar.
Ella acostumbrada a viajar cuando cae la noche, es estimulada por la belleza de los Acantilados, para realizar tal travesía durante la aurora. De la mano de su hermano Helios, se desliza sobre sus aguas jugando con las olas.
Se regocija con toda la profusión de tonos y luces que el mar le ofrece a su alrededor.
Habituada a la oscuridad de la noche, esta oportunidad que se le brinda cada cierto tiempo, es aprovechada con tal regocijo, que para sorpresa de los humanos, durante las noches posteriores, el firmamento lucirá su más lúgubre oscuridad; pues la Diosa ha olvidado por unos días, sus quehaceres y deberes.
Ha abandonado su pesado carro de bueyes blancos, y los ha transformado en dos remos que le permiten deslizarse sobre la mar, para ser observada por infinidad de "endimiones" que hemos tenido la gran suerte de admirarla tan de cerca.
Aprovecha las olas y la corriente para hacer cabriolas y mostrarnos todas sus caras: la visible y la oculta.
¡ Es tal su felicidad, que se nos brinda en todo su esplendor !
Es la única vez que Selene nos muestra todos sus rincones.
Pero como todo momento mágico, éste también es fugaz y confuso.
La Diosa se aleja, buscando ese lugar en las profundidades, donde acontezca esa transformación, que la devuelva a su emplazamiento en el cosmo.

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