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Imagem de la Plataforma: Otro Maro y Nerja Es Posible
Imagen de Miguel Bueno
Si nuestros Acantilados son visitados por millares de turistas cada año; son recorridos por millares de senderistas y acuden cientos de fotógrafos paras plasmar toda su belleza; es por su PAISAJE.
PAISAJE muy frágil y reducido; muy concentrado en una estrecha franja litoral, que lo hace único. PAISAJE que concentra, por su situación estratégica entre dos continentes, una diversidad y riqueza medioambiental, y, unos valores estéticos e históricos extraordinarios.
Pues bien, ese PAISAJE, del que podemos disfrutar, cuantos nos acercamos por los Acantilados; quiere ser destruido por la construcción de un “CAMPO DE GOLF”.¡Quieren convertir el paisaje de nuestra comarca, en verdes praderas británicas!
Pero a pesar, de todo cuanto podamos alabar a nuestros Acantilados; debemos de ser realistas y comprender que nuestros Acantilados están en el Mediterráneo, encuadrados en una denominada “Costa Tropical”.
De tropical sólo tiene el calor, y muy abundante durante gran parte del año; pero de Mediterráneo tiene y de forma bien asentada, la escasez de lluvias.
Y ahora viene el gran problema. ¿Cómo encuadramos unas praderas típicamente oceánicas, con lluvias abundantes y temperaturas suaves durante todo el año, en un entorno tropical por el calor, y casi desértico, por las pocas lluvias que caen?
Estos personajes de la especulación lograrán acabar con las dos cosas que hacen bellos los Acantilados: su riqueza PAISAJÍSTICA, y las reservas de AGUA, tan necesarias para el desarrollo y sobre todo, el sostenimiento natural de una zona.
Después, estos mismo personajes, cuando aparezcan (por que llegarán ) las épocas de sequías; y ese agua (despilfarrada en mantener “praderitas británicas”), sea necesaria para el abastecimiento humano y el mantenimiento de la poca agricultura de la zona, vocearán a los cuatro vientos que la falta de agua es culpa de las autoridades que en ese momento gobiernen; y si esas autoridades son del signo político distinto con el que ellos se identifican, se ensañarán aún más en sus críticas, y el pueblo acrítico, en esos momentos seguirá al dedo del especulador, que le señala la diana que tienen que criticar ferozmente.
Nadie después, querrá reconocer, de que aplaudimos y alentamos un proyecto con el que hemos estado manteniendo hectáreas de “praderitas” en un lugar casi desértico, con un agua tan escasa y tan necesaria.
Mientras tanto, en los Acantilados, todas las especies, y entre ella, la cabra hispánica, icono y logotipo de las famosas cuevas de la zona, y que habita por este paraje desde tiempos inmemorables, padecerán en sus carnes la escasez de agua producida por la avaricia de unos especuladores sin escrúpulos que están llevando al desastre, no sólo a pequeñas zonas locales, si no a todo el planeta. Y, lo peor , bajo el consentimiento y el aplauso de grandes sectores de población.
¡Lo que le faltaba a los ACANTILADOS!
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