Culebrera europea (Circaetus gallicus)















Es una de las rapaces más atractiva de las que cuentan estos Acantilados. Aunque no tiene su residencia habitual dentro de los límites del Paraje Natural, su presencia es casi constante dentro del paraje. Es un águila de considerable porte y aspecto muy característico, ya que es muy blanca por debajo, con unas rayas que le corren casi todo el abdomen y las alas, y una caperuza parduzca que le cubre la cabeza.

Como su nombre indica, se alimenta de reptiles, en particular de ofidios, que detecta mediante vuelos a distintas alturas. Podríamos decir que se trataría de un águila que gozaría del reconocimiento y la estima de la mayoría de la población, por que nos desembarazaría de tan repudiados reptiles, pero la verdad, es que tenemos que decir, que es una de las águilas más desconocidas. Debido a esta singular dieta, la culebrera es un ave que no suele alcanzar grandes densidades y que se limita a sacar adelante a un solo pollo por temporada. Tenemos que apuntar, que la población de ofidios y grandes reptiles por los Acantilados, es muy escasa. Pocos avistamientos de unos y otros tengo cuantificados en todos los años que llevo deambulando por estos parajes. Enorme contradicción, si pensamos que cada vez llueve menos, que el clima seco se extiende por todos los Acantilados, y que la aparición de reptiles, mejor adaptados a este clima, sería un factor que iría en aumento. Pero hasta el momento, no ha sido así. 

Por los Acantilados es habitual verla volar sobre los cerros en las horas más calurosas del día, buscando esa presa que llevarse a la boca, aunque también a primeras horas de la mañana, se puede observar en sus vuelos de caza. También se le puede contemplar posada sobre una roca o un árbol de gran porte, desde el que escrutará toda la zona cercana en busca del deseado reptil.

Es un ave estrictamente migratoria, que suele llegar por el mes de abril, y se asienta por terrenos limítrofes a los Acantilados, donde tiene su nido, y sacará adelante al único pollo. Nos abandonará  a finales de verano para instalarse en las sabanas tropicales de África, donde la comida es más abundante. Es durante el paso posnupcial (entre agosto y finales de septiembre), donde también podemos ver el paso de gran número de culebreras provenientes del resto de España y de Europa, que realizan el salto hacia sus residencias africanas.

Así que observador caminante, que en primavera y verano merodeas por estos calurosos, pero a la vez atractivos Acantilados, ya tienes otra propuesta de observación de un ave majestuosa, poco conocida y bastante beneficiosa para el acervo mental que tenemos sobre lo perniciosos que son los reptiles. ¡Que su contemplación te llene de felicidad!


 

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