Prunus dulcis














Con el almendro cerramos el triángulo, de árboles simbólicos de la cultura mediterránea, conformado por: el olivo, el algarrobo y nuestro venerado, excelso y escaso protagonista en los Acantilados.

Árbol de procedencia asiática, al igual que tantos otros, se cree que fueron los fenicios quienes lo introdujeron por nuestras costas. Perdura por nuestra comarca en zonas cada vez más limitadas, pero que son dignas de visitar a finales de enero para poder contemplar la explosión  de colorido, que representa su temprana floración.

Este prunus dulcis, venerado por los atenienses, que danzaban alrededor de él en honor de los amantes Fílide y Acamante; pues según cuenta la leyenda Fílide, princesa de Tracia, estaba enamorada de Acamante, hijo de Teseo que había ido a combatir en Troya……………………

Como decíamos, el prunnus dulcis, ha quedado relegado a las fincas adyacentes al Paraje Natural; pues dentro del mismo, los pocos ejemplares que quedan, se encuentran en fincas casi abandonadas, donde su supervivencia queda muy cuestionada. 

Abandonadas las tareas agrícolas dentro del Parque, el almendro junto con el olivo, han sido los árboles más afectados, por dicho abandono y por los extensos períodos de sequía.

Los pocos ejemplares que quedan, presentan todas las gamas de enfermedades; y, están tan deteriorados, que tienen los días contados.

Atrás quedaron las laderas salpicadas de destellos blancos a comienzo de febrero, laderas pictóricas llenas de colorido y vida. 

¡Qué poco hemos sabido explotar tanta a belleza en pleno invierno! ¡No como en otros lugares donde la floración de determinados árboles se sigue al minuto, para contemplar tan grato momento!

Cuando grupos de visitantes y senderistas recorran sus sendas dentro de pocos años, no tendrán ni la más remota idea, de que por estos Acantilados, proliferó también, uno de los árboles más preciados de la cultura mediterránea, traído del otro extremo del mar, y que sus frutos, siguen siendo la base de la repostería más tradicional de la cuenca mediterránea.

Quizás nuestros Acantilados fueron la puerta de entrada a dicho fruto; ahora, totalmente despejada de ejemplares, que en tiempos inmemoriales la franquearían.

No hay comentarios:

Publicar un comentario