Salamanquesa (Tarentola mauritanica)













La salamanquesa, como todo reptil que se precie, provoca en los seres humanos esa dualidad de asco y admiración. Todos sabemos de la animadversión de los andaluces a la “bicha”, reptil odiado y temido por muchos. Pero la salamanquesa, se encuentra en ese límite, que cada vez tira más hacia la admiración y respeto para su conservación. Atrás quedaron los tiempos en que se mataban por miedo, desconocimiento o simple incultura, de no saber de la importancia que juegan en el control de insectos. La salamanquesa ha pasado a ser un reptil de culto y admiración. Las podemos ver en tiendas de souvenir, para decorar las paredes, o en las solapas de chaquetas y abrigos en forma de complemento decorativo. Podríamos decir que actualmente, corren buenos tiempos para la salamanquesa; pero la verdad, como está pasando con la fauna en general, su población tampoco se ve que aumente considerablemente.

En los Acantilados, como es normal, las pocas salamanquesas que he podido contemplar, están asociadas a las construcciones humanas, sean recientes o abandonadas, que se ven dispersas por estos parajes. Pero no en gran número, prácticamente un sólo individuo y no en todas las construcciones. 

De todas ellas, le tengo mucha simpatía a una salamanquesa en concreto. ¿Qué le hace ser diferente a este ejemplar del resto de las contempladas? Todos tenemos en nuestras retinas, la imagen de la salamanquesa adosada horizontalmente a la pared, como si de una pequeña estatua se tratara, mi salamanquesa favorita, tiene la costumbre de tomar el sol verticalmente. Aprovecha la pared lateral de su hueco para ponerse verticalmente y estar en esa postura todo el tiempo necesario. Podría adoptar la postura normal, de todas sus congéneres, pues tiene espacio y lienzo de la pared para hacerlo, pero cada vez que paso por su lado, la encuentro en la misma postura. Ojo avizor a cualquier movimiento, para rápidamente esconderse en los profundo de su agujero. Ya he convertido todo un ritual, cada vez que paso, ir a visitarla, y si puedo acercarme todo lo que pueda para sacarle una instantánea. Hay veces que está dormida y extasiada, y la aproximación es muy cercana, pero la mayoría de las veces, no deja que el acercamiento se produzca.

Así, que observador caminante, te dejo algunas instantáneas de las pocas salamanquesas que he observado por estos Acantilados y te dejo algunas pistas para que puedas, si das con ella, contemplar como lo hago yo, de mi “favorita”. Acércate despacio, no hagas ruido, ni movimientos bruscos y disfruta.


 

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