Este blog que nace como cronista de unos Acantilados marinos, donde encuentra refugio, desde tiempos prehistóricos la cabra montés; se encontró con una noticia aparecida en varios medios de comunicación, de que la cabra montés estaba creando problemas a los vecinos de las urbanizaciones y parcelas cercanas a los Acantilados. Se informaba en dicho artículo, de que esta especie, estaba ocasionando daños tanto a viviendas como a cultivos; proponiéndose, unas series de medidas, que se hicieron llegar a las instancias oportunas, para que estos hechos no siguiesen ocurriendo. Pero para nada se habla del estropicio que se han realizado en algunas zonas, con urbanizaciones desmoronándose por el afán de enriquecimiento por partes de unos pocos, que han construido si el menor estudio del terreno donde se han levantado las viviendas.
Entre las medidas, se comentaba la posibilidad de crear abrevaderos y comederos, de la castración de los machos, para que la población no aumente, de la caza controlada de la especie; vallas, etc, etc....
Pero si nos ponemos a pensar un poco, ¿verdaderamente quién le crea el problema a quién?
La cabra montés ha sido una especie que ha sobrevivido en estos parajes desde tiempos remotos, y los intrusos, si hay algunos, hemos sido los humanos, que nos apropiamos de su hábitat vital. Apropiación que hemos realizado sencillamente para disfrutes de nuestros sentidos durante el periodo vacacional y que en la mayoría de los casos no dura más de unas pocas semanas. El resto del año, gran cantidad de casas quedan vacías y sin habitar. Hemos robado el hábitat a las cabras y demás fauna para el lucro y disfrute de unos pocos.
Para nada se contempla en el artículo, de que en determinados espacios, habría que disminuir drásticamente el coeficiente de edificabilidad y el de terrenos de cultivos de especies subtropicales, que efectivamente aquí se dan muy bien, pero que nos falta algo fundamental, que en los trópicos, cae casi diariamente, que son las lluvias. Estos productos necesitan mucha agua, que aquí con nuestro clima mediterráneo, no tropical, no tenemos. Una mezcla de aumento exponencial de oferta turística y cultivo de tropicales, es algo difícil de sostener en nuestras latitudes, por algo tan de perogrullo, como es la falta de agua, pues cada vez, llueve menos. Lo dicen los entendidos en el tema.
No nos ponemos a pensar que quienes estamos causando los problemas somos nosotros, con nuestro afán de enriquecimiento: unos, ofreciendo viviendas a destajo, en sitios paradisíacos; otros, aumentando las tierras de cultivos en laderas empinadísimas, mas propias de estos ungulados que de la propia especie humana. Debido al avance tecnológico, no hay freno a “nuestros caprichos”, cualquier cosa que imaginemos, es totalmente realizable. Sólo es cuestión de dinero. Como consecuencia de volvernos caprichosos, pensamos que todo lo que hay a nuestro alrededor, debe estar a nuestro servicio; y si hay algo que pueda frenar nuestros caprichos, sencillamente, lo eliminamos. ¡Si tengo que perforar doscientos metros para hacer un pozo y regar, lo hago! ¡Si tengo que llevar ese agua a varios kilómetros, sólo tengo que ensamblar tuberías, y la llevo! ¡Si tengo que trazar un carril, con una pendiente elevadísima para sacar los frutos, pues lo construyo! ¡Si quiero tener mi vivienda en un enclave idílico, aunque de difícil acceso, no hay problema, la edifico! Sólo es cuestión de tener la cantidad de dinero que el proyecto requiera.
Pero después, no contamos de que estamos “robando” terreno y cambiando el entorno y el hábitat, en el que han vivido especies salvajes desde tiempos inmemoriales.
¡Nos molestarán las cabras que quieren beber agua y rompen las tuberías, mientras nosotros nos hemos encargado de entubar los manantiales y fuentes! ¡Nos molestarán las gaviotas que estropean nuestras fachadas, después de arrebatarles sus posaderos! ¡Nos molestarán los jabalíes y zorros por que escarban y tiran nuestros contenedores, después de deteriorar sus hábitat y dejarlos cada vez sin comida! etc, et.
No olvidemos que la cabra montés lleva miles de años viviendo por estos parajes, sólo tenemos que observar, cuál es el logotipo de la Fundación de la cueva tan famosa que se encuentra en los límites del Paraje Natural..
Lo más sensato que deberíamos hacer, es conseguir un progreso sostenido para este enclave, visitado por miles de personas, y que es famoso por sus playas y por sus Acantilados. No sigamos deteriorando, caprichosamente, aún más, el paisaje de tan bello rincón.
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